4.05.2005

La máquina abstracta y el proceso creativo.

Uno de los conceptos más extraños y fecundos explorados por Gilles Deleuze y Felix Guattari en su ensayo Mil Mesetas es el de "máquina abstracta". Sobresimplificando una fórmula extremadamente compleja, consiste en una suerte de proyecciones topográficas que relacionan todos los objetos, eventos, estados de animo, atmósferas y las más detalladas minucias cotidianas que conspiran para la producción de un objeto artístico (y en general toda actividad humana, creativa o no). En cierta forma se trata de darle una sensación de presencia activa al instante, al eterno presente, que no es sino consecuencia de millones de acciones anteriores y origen de todo devenir. Es una visión de vértigo, sin duda. Heiner Müller más o menos lo ejemplifica cuando, hablando de dramaturgia, dijo "todo lo que rodea al texto, pertenece al texto, nada debe ser excluido ".

Me parece entrever que es fundamental la manipulación consciente de estos mecanismos, cuando estamos a punto de generar un texto o cualquier otra cosa, es esencial rodearnos de materiales (físicos o no) consecuentes con nuestros objetivos, ilustrar nuestras obsesiones con imágenes, música, lecturas, conversaciones... y por encima de todo ello una constante reflexión acerca de cómo se articulan nuestros intereses y hacia dónde nos dirigen (es decir, iniciar una conversación con nosotros mismos). Esto no sustituye a la omnipresente intuición, pero si le da nuevos impulsos, a la voluntad se le otorgan prioridades, a los sentimientos se les deja libres pero no en libertinaje, la disciplina y organización se simplifica...

...después sólo hay que dejarse ir.
..

Yo creo que el resultado de tan fatigosa pesquisa se vuelve una extensión orgánica de nosotros mismos, un fragmento de vida. Lo creado habla por sí mismo y desde sí a partir de todo lo que le hemos concedido desde su misma concepción... ese podría ser el orígen del estilo.

Omnia Ad Unum