7.19.2005

Vita Femina

TomomiSakuba-Puella


Ver las últimas bellezas de una obra, para ello no basta toda la ciencia y buena voluntad; se requiere una rara casualidad para que se aparte el manto de nubes de esas cimas y el sol los ilumine. Para ver aquello, no sólo debemos estar en el lugar preciso: es necesario que nuestra alma haya alejado los velos de sus propias cimas, y existe además la necesidad de una expresión exterior y de una imitación exterior, como para tener un sostén, y para mantener el dominio de la situación.

Pero todo esto se combina tan rara vez, que me inclino a creer que las más altas cumbres de todo lo bueno, sea esto obra, persona o naturaleza, han sido hasta ahora algo oculto y velado para la mayoría, e incluso para los mejores. Pero lo que se nos devela, se nos devela una sola vez. Los griegos rezaban dos y tres veces a todo lo bello. Ah, ellos tenían una buena razón para llamar a los dioses, porque la realidad agnóstica no nos da la belleza, o a lo sumo, nos la da una sola vez.

Yo diría que el mundo está repleto de belleza, pero a pesar de eso es muy pobre en instantes hermosos y develamientos de estas cosas. pero quizá éste es el encanto más fuerte de la vida: tiene sobre sí un velo bordado en oro, de hermosas posibilidades, que se insinúa, que se revela, pudoroso, irónico, compasivo y seductor.

Claro, la vida es la verdad y la verdad es lo que es, presencia y ausencia, la verdad es mujer...


Friedrich Nietzsche, La Gaya Ciencia, 1882
Dibujo de Tomomi Sakuba, Puella ("Regula")





Omnia Ad Unum