Cuando el cielo bajo y lerdo pesa como una losa,
sobre este espíritu que llora su larga melancolía,
y el horizonte abraza al círculo que permite
vislumbrar un día oscuro, más triste que sus noches;
Cuando la tierra se transforma en una húmeda celda,
donde toda esperanza, cual murciélago,
va batiendo la pared de su ala tímida,
golpeando insistente la putrefacción;
Cuando la lluvia extiende sus inmensos trazos
emulando los barrotes de una vasta prisión,
y un pueblo silente de arañas infames
viene y teje su tela, al fondo de su razón,
Las campanas se exaltan, súbitas y furiosas,
lanzan hacia el cielo un aterrador aullido
como espíritus errantes y desterrados
que, obstinados, irrumpen y claman.
Largas carrozas fúnebres, sin percusiones ni música,
van desfilando lentamente ante mi alma;
la esperanza derrotada llora, y la angustia atroz y déspota,
clava triunfal su negra bandera en mi cráneo vencido...
Imagen: El Greco, Una Fábula
(Esta traducción la hice yo)