9.13.2006


Camino de noche por una calle conocida, pero es distinta, está más despejada, hay menos construcciones y ruido visual, incluso algunos lotes baldíos. Recuerdo haber soñado con ese lugar antes, en ese sueño sucedía que por razones eléctricas insólitas, el cielo en la noche brillaba morado oscuro, y las estrellas eran claras como el cristal. (Wilhelm Reich decía que, según sus descubrimientos, el cielo era azul debido a la electricidad sexual en el aire).

Entro por una puerta y recorro un hospital, voy por pasillos y cuartos apenas con unos pocos pacientes que duermen (pero no hay médicos, ni siquiera enfermeras de guardia, nada de personal). Reconozco entre los pacientes a varias personas conocidas que en ese momento sí están enfermas. El hospital está casi a oscuras, pero me doy cuenta que conforme avanzo los cuartos se van haciendo más y más pequeños, y los pasillos desde un principio son ligeramente curvos. Eso me hace vislumbrar una verdad inquietante: El hospital tiene forma de una estrella con los brazos en espiral, como una galaxia. Me dirijo al centro de la espiral, allí encuentro un elevador. Cuando entro, lo activo para que me lleve al segundo sótano. Es hasta que se cierran las puertas del elevador cuando descubro que todo el tiempo alguien viene detrás de mí y en el último momento intenta llegar al elevador antes de que se cierren las puertas para alcanzarme, pero no logra llegar a tiempo. Tan sólo lo veo extendiendo las manos, nunca veo su cara.

Una vez más, estoy acostado en la cama, pero en mi vieja recamara de hace 20 años atrás, la puerta está entreabierta y son aproximadamente las 9 a.m.... afuera, en medio de la sala, frente al ventanal, visible a simple vista a través de la puerta entreabierta, hay una suerte de inmensa mancha flotante de tinta, de color entre violeta y roja, que luce claramente como un esqueleto alargado moviéndose lentamente, extendiendo los brazos, abriendo su inmensa boca. La visión no me genera miedo, pero la encuentro tan desconcertante que me quedo paralizado.

Y aquí es donde sucede lo incomprensible.

Porque justo en ese momento, me despierta ya en la "vida real" un grito, seguido de un frenado estridente y el debido golpe. Justo en ese instante han arrollado a una mujer de mediana edad frente a la casa, poco después de las 7 a.m...


[LA MALDICIÓN ESPIRAL]


Omnia Ad Unum