10.09.2006



[Para Diminui]


--Tengo miedo de estar encerrada.

[Él] Guarda los cangrejos para el final. Deja que se cuezan con el resto durante un máximo de cinco minutos. De alguna manera, me siento aliviada de que no diga nada, de que no me riña. Él es quien sabe cuánto sabemos. Cuánto tendremos que olvidar ahora. Me siento obligada a especificarle lo que significa la claustrofobia para mí.

--¿Sabes lo que hay debajo de las matemáticas? --Le preguntó--. Debajo de las matemáticas se esconden los números. Si alguien me preguntara qué es lo que realmente me hace sentir feliz, yo contestaría: los números. La nieve, el hielo y los números. ¿Y sabes por qué?


Rompe las pinzas de los cangrejos con un cascanueces y saca la carne con unas tenacillas curvas.

--Porque el sistema numérico es como la vida humana. En el comienzo están los números naturales. Son aquellos que son enteros y positivos. Los números del niño pequeño. Sin embargo, la conciencia humana se expande. El niño descubre el ansia y ¿sabes cuál es la representación matemática del ansia?

Le añade crema de leche y unas gotas de zumo de naranja a la sopa.

--Los números negativos. La formalización de aquello que sentimos que nos falta. Y la conciencia sigue expandiéndose, y crece, y el niño descubre los intervalos. Entre piedras, entre manchas de liquen que cubren las piedras, entre los hombres. Y entre los números. ¿Y sabes a qué nos lleva? Nos lleva a los quebrados. Los números enteros más los quebrados nos dan los números racionales. Y la conciencia no se detiene aquí. Su deseo es superar la razón. Añade una operación tan absurda como es la extracción de una raíz. Y llega a los números irracionales.

Calienta las barritas de pan en el horno y rellena el pimentero.

--Es una especie de locura. Porque los números irracionales son infinitos. No se pueden escribir. Conducen a la conciencia hasta el espacio ilimitado. Y con los números irracionales, sumados a los racionales, se obtienen los números reales.

Estoy en medio de la habitación para poder disponer de espacio. Es poco frecuente tener la oportunidad de explicarse ante otro ser humano. Normalmente hay que luchar por la palabra. Y para mí, poder hacerlo me es indispensable.

--Y la cosa no se detiene aquí. No se detiene nunca. Porque ahora, en este mismo momento, los números reales se expanden mediante los quebrados imaginarios de números negativos. Son números que somos incapaces de imaginar, números que la conciencia normal no puede contener. Y cuando añadimos los números imaginarios a los números reales obtenemos el sistema numérico complejo. El primer sistema numérico dentro del cual es posible dar cuenta de la creación de cristales de hielo. Es como un gran paisaje abierto. Los horizontes. Una se siente atraída hacia ellos, y ellos siguen moviéndose. Es Groenlandia, de la que no puedo prescindir. Es la razón por la que no quiero que me encierren...

[La señorita Smila y su especial percepción de la nieve,
Peter Høeg, 1992]



Omnia Ad Unum