8.23.2007



"Sólo te pido algo, una sola cosa: No te rindas", me dice Silvia, que sufrió un robo masivo simultáneo en tres cuentas de tres bancos distintos hace no mucho... y salió avante, le devolvieron cada centavo, y me dijo cómo.

Yo pido lo mismo, no sólo en agravios similares, sino en absolutamente cualquier iniquidad: No te rindas. Hay que pelear, pero también hay que saber cuándo y cómo pelear, documentarse. Prevenirse, principalmente.

Durante el secuestro, la inacción fue una estrategia para sobrevivir, pero si hubiera visto mi vida en peligro, sin duda hubiera peleado con cada fibra hasta el último segundo. Pero ahora todo me pide decisiones... medir debilidades, amenazas, fortalezas, oportunidades.

Pero principalmente todo me pide activarme. No podría detenerme a asumir el papel de una víctima indefensa. Ahora que conozco varias personas que han recuperado todo, al menos sé que la esperanza existe. Pero aún así no espero nada, no lo tomo en cuenta. Estoy peleando tan duro porque no tengo ya nada que perder. No me he rendido antes, no lo haré ahora.


Omnia Ad Unum