[ Viene de aquí, gracias Rain. ]
A Evelio, el más musical de los amigos, lo percibo en su disciplina y seriedad como una pieza de Pergolesi, pese a sus gustos New Wave.
Gustavo es, sin duda, el disparate splastick que podría musicalizarse con alguna pieza Klezmer
Virginia es una intrusión de Cocteau Twins y un poco de Joy Division cuando explica su melancolía. A veces también es Roxy Music.
Mayte se percibe en una gama que va de Emma Shapplin a Fiona Apple.
A Susana es imposible disgregarla del fuego y la danza pagana, que sea Miranda Sex Garden.
Cecilia fue Dead Can Dance y Lisa Gerrard por igual.
Sofía es Sneakers Pimp y Ladytron.
A Brenda aun no la he tratado lo suficiente, pero tiene algo de Faun Fables y Evereve.
¿Qué es Carolina en la memoria, sino una canción constante de Siouxsie and The Banshees?
Lissette y Black Tape for a Blue Girl son indistinguibles, con instantes de Goldfrapp y ataques de furia modelo Cannibal Corpse.
Carmen divide una edad dispersa y una temporada en Inferno / Purgatorio, seguido de su debido Paradiso. Cuando miro en su dirección y vislumbro su sonido, recuerdo dos cosas: Aquel día en que Bone Machine de Tom Waits generó un instante que nunca perderé y su irrupción inesperada y pavorosa en su coincidencia, en el concierto de Diamanda Galás. Pero si fuera un sólo disco, sería Honeymoon in Red, de Lydia Lunch.
S. tiene la lujosa exquisitez de Mylene Farmer, la incisión hermética de A Perfect Circle y la ironía de Chrissie Hynde.
Yo no sabría describirme, algo hay de Leonard Cohen en mi percepción hacia el exterior. Aunque mis pensamientos estén llenos de Skinny Puppy, la Irreverent Elegy de Cadaveria y Jarboe en los momentos serenos.
Evelio
Pikgu
Mayte
Magenta
Y a quien lo quiera...