2.16.2005

Sueños nuevos

Hacia mucho que no tenía uno de esos sueños absurdos, ligeramente incómodos o de menos ridículos por sus contextos (en realidad no ha pasado tanto, si tomamos en cuenta que el domingo recuerdo haber soñado que sobrevolaba la ciudad y gran parte de ella estaba inundada en aguas marinas verde esmeralda, prácticamente surgidas de la nada, tal y como sucede en El Mundo Sumergido de J.G. Ballard). Aunque ahora para este caso más bien sólo me llegan algunas imágenes bufas de los sueños que describe Woody Allen en sus relatos, tan finamente contados con su infalible angustia.

Pues el asunto es que esta mañana, entre las 7 y las 10 am, soñé que me encontraba en medio de una suerte de evento con fines de beneficiencia en el que a un grupo de ancianas trataban de animarlas con un poco de música tropical y las incitaban a bailar, habían cerrado la calle asi que yo sólo era un transeúnte. Lamentablemente una de las ancianas se aproximaba a mí y trataba de que yo bailara con ella. Aquí yo intentaba lo mejor que podía de ser amable con la señora, pero yo no sé bailar nada bien, y mucho menos lo tropical. Ella se daba cuenta de mi incomodidad y creía que yo la rechazaba, cosa que le negaba, pero aun así en algún momento decidió dejarme y se fue algo triste. Parecía que entre más trataba de explicarle menos bien se sentía, y por supuesto las demas señoras se ponían de su lado sin escucharme siquiera… así terminaba el sueño, si se fijan, se puede pensar que en cierta forma fue un sueño sobre sexo y muerte, jaja.

Hasta aquí la parte ridícula, por favor continua leyendo pues comienza lo interesante (o eso creo).

No ubico, no puedo ubicar de dónde carambas surgió este sueño, no le encuentro hilación alguna con la vida cotidiana, y si no es asi, cuál es su simbolismo? Y me queda una suerte de presentimiento incómodo, pues me llegan atisbos de algo anterior esta misma noche, un sueño en que estoy recorriendo la casa de mi amigo Enrique Cava, todo está en su lugar pero al mismo tiempo todo está vacío y en silencio. El problema es que Enrique en la vida "real", hace casi un año ya, se suicidó tomándo pastillas, cortándose tajos en los brazos e inmediatamente ahorcándose, todo en menos de 10 minutos (como ven si que quería morirse). Así que en un momento dado del sueño me di cuenta que visitaba esa casa poco después de su muerte, que si subía las escaleras y entraba a su cuarto vería su cuerpo ahí mismo, quizá aún fresco o quizá no (lo encontraron 4 días después). Todo estaba perturbadoramente tranquilo, sobre el refrigerador había varios paquetes de desodorantes recien comprados, de esos que agrupan para vender con descuento, el último paquete estaba abierto y le faltaba un solo producto. Es un detalle raro, y me da una suerte de pista de que esta minucia cotidiana proyecta un vacío incalculable bajo las condiciones correctas. Es como si esta clase de objetos personales fueran las primeras en guardar luto, un luto inherte, por las personas que fueron sus dueños.

Pues en fin, son solo sueños. Todos los dias 6 mil 500 millones de personas tienen sueños diferentes, como diferentes son entre si cada una de sus vidas... y la certeza de que desde el principio de lo humano no se haya repetido un solo sueño es casi absoluta, quizás es lo único que es realmente nuestro. Y no hay nada más que decir...

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Libros: Terminé Paradoxia, de Lydia Lunch.

Omnia Ad Unum